24 de diciembre de 2010

Detente.

Silencio.
Era lo único que se escuchaba
en esa cama fría,
oscura.

Un descanso.
Detente.
Frena.

Camina con los ojos cerrados.
Sin miedo.
Supérate a ti misma.

Siente, escribe y cuenta
cada instante del día.

Una sonrisa
perdida entre las prisas
de una calle peatonal
en pleno invierno.

Frío diciembre.
Detente.

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