28 de abril de 2011

Sigue lloviendo aire.

Algo que contar.
Un lugar donde poderme sentar.
Donde poder pararme, a pensar.

Un pedacito de vida y de alegría
donde poder descansar.
Una melodía que suena en mi cabeza
y aún no es capaz de sonar.

Unas notas en clave de JÁ.

No hay nada mejor
que revolver el tiempo con el café.
Nada mejor que reinventar los días en papel.

No hay nada mejor que explicar
lo que no terminamos de entender
con frases y adjetivos sueltos,
intentando significar algo todos a la vez.

Hay pocas cosas mejores que esta sensación,
que me abraza sin avisar.
Que me envuelve con sílabas
y me pide, me ruega, que las enlace
o que haga algo con ellas.

Una incertidumbre de gotas de aire.
De metáforas perdidas en alguna parte.
Han llegado a dominarme.

10 de abril de 2011

Enrisoñarse.

Para entenderme
y conocerme más de lo que yo te cuento...
lee comprendiendo.
No pases la vista por estas palabras
como si leyeras un anuncio en el periódico.
Siéntelas en su contexto,
despacio,
búscales sentido.





Cada gota de aire,
cada bocanada de lluvia.
Cada trozo de sol,
y reflejo de nubes.

Cada dolor de risa,
cada alegría de llanto.
Cada color de cada mal gesto
y oscuridad de cada beso.

Contradicción y ambición.

En un día parecen faltar horas para sentir.
Es posible que durante meses te sobren,
seas inmune de pronto a las palabras.
O incluso lo sean ellas a ti.

Los vaivenes de la vida me transforman,
me inspiran, me trastornan.
Me trosofocan, me enrisueñan)

(Sí, también es la primera vez que escucho esas dos palabras que acabo de escribir. Con ellas acabo hoy.)